domingo, 14 de marzo de 2010

-¿Cuando vuelves?- pregunto por teléfono.

-Como en tres horas... no habían pasajes para mañana así que prefiero volver antes.-

Después de esa conversación el quedo preocupado. No por su hija, si no por sus planes. Su llegada anticipada hacia que se adelantaran sus planes también.

Tenía pensado hacerlo de noche.

"Mucho mas tranquilo, sin problemas... sereno"

Tomo un vaso, hecho el liquido junto con la cerveza. Dos vasos se bebió.
Eran las tres de la tarde.
A los veinte minutos se quedo dormido.
Al rato... murió.

Lo tenía pensado desde que vio los estragos de la vejez.
La muerte de la madre, la peor muerte que puede sufrir una persona que no ha vivido nada y no tiene nada mas en el mundo.

Nadie nunca le creyó capaz de hacerlo.
En una de esas conversaciones con los amigos, pensó que ya era tiempo de comprar lo que le daría la tranquilidad de existir lo mejor que fuera posible para el. A su tiempo.
Tenía 50.

Cuando se bebió la cerveza, no pensó en las cosas que había hecho o no en su vida. Eso lo había hecho años antes y para limpiarse de todo lo escribió en cartas y las arrojo en una calle una noche mientras iba caminando. El único pensamiento que tenia esa vez en su mente, era la tranquilidad de que las hojas en las que había escrito, eran recicladas.

Lo que no le dio tranquilidad era lo que venia después... después.

Eran las nueve de la noche, aun no oscurecía totalmente. Debido al taco el bus se demoro mas del doble.
El cadáver tirado sobre la mesa, y la mano de este aun sobre el vaso, así estaba el padre.
Abrió la puerta lo mas silenciosamente posible, algo raro en ella ya que siempre lo hacia con mucho ruido.
Lo hizo para no molestar a su viejo.

-º-